Internet es una herramienta fundamental en Astronomía y
Astrofísica.
Los astrónomos utilizaron Internet desde sus orígenes,
cuando era una forma rudimentaria de comunicación, hace más de
veinte años.
Posteriormente, con la explosión de Internet debida a los nuevos
servicios de tipo multimedia
World-Wide Web (WWW),
se ha potenciado y extendido su uso en esta rama de las ciencias.
Para entender el impacto de Internet en Astronomía, baste
indicar que los observatorios están normalmente situados en lugares
remotos, por lo que la comunicación electrónica es esencial.
Por otro lado, los elevados costes de los proyectos hacen necesaria una
colaboración internacional, que sería dificil
sin los medios proporcionados por Internet.
Además, el creciente número de observaciones en forma digital
tomadas por telescopios terrestres y espaciales,
ha permitido la creación de archivos que son accesibles a través
de la red.
En este contexto hay que destacar el papel jugado por las agencias
espaciales NASA
y ESA ,
que han servido de punto focal para las nuevas tecnologías.
El uso de Internet en Astronomía abarca tres ámbitos principales:
divulgación, grupos de aficionados y profesionales.
La divulgación en Astronomía esta motivada por la
curiosidad que suscita esta ciencia en el público en general;
la calidad de las imágenes astronómicas contribuye
sin duda de forma decisiva a su popularidad.
En este sentido, recordemos la campaña de observaciones que tuvo
lugar en julio de 1994, con motivo del impacto del
cometa Shoemaker-Levy con Júpiter;
jamás un acontecimiento astronómico había sido
divulgado de forma tan rápida y eficaz. En aquel momento, se estaba
experimentando en todos los observatorios con la nueva tecnología WWW,
apta para distribución de imágenes. La campaña de
observación sirvió de catalizador, de forma
que los observatorios distribuían notas de prensa
acompañadas de las bellas imágenes del impacto, en
menos de 24 horas.
Más recientemente, la distribución de imágenes de Marte
proporcionadas por la misión
Pathfinder ha saturado ciertos servidores
de información por el elevado número de accesos.
Los grupos de aficionados gozan de una gran tradición y han sido
siempre muy relevantes en Astronomía, contando con numerosas
asociaciones altamente cualificadas.
Astrónomos aficionados han descubierto multitud de nuevos objetos
estelares, como novas y supernovas, y continuamente proporcionan
observaciones de estrellas variables, que requieren el uso de equipo
relativamente simple durante largos periodos de
tiempo, imposibles de ser realizadas por profesionales.
Internet es importante para estos grupos de aficionados, ya que permite la
coordinación de campañas de observación, así como
el intercambio de ideas, proyectos, datos, y programas astronómicos.
El ámbito profesional está compuesto por unos 12.000
científicos y técnicos especializados, localizados
fundamentalmente en centros de investigación y universidades de Europa,
Estados Unidos y Japón.
Como ilustración, resumimos a continuación los
usos de Internet más importantes en el ámbito profesional,
indicando los problemas que se están investigando en cada caso.
Actualmente se está investigando sobre nuevas formas de
observación remota,
que permitan cierta interacción con el telescopio en tiempo real.
Temas actuales de investigación son los nuevos métodos de
análisis estadístico para aplicación en cosmología,
evolución estelar, o clasificación de objetos.
Cuestiones que se están debatiendo actualmente en este campo son los
derechos de autor bajo esta forma de publicación y nuevos
métodos que aseguren la calidad científica de las publicaciones
electrónicas.
No hay que olvidar el aspecto comercial;
los editores están tratando de hacer rentable
este mecanismo de distribución sin reducir la calidad de la
publicación.
Para completar el panorama, es interesante notar la amplia utilización
de Internet por la comunidad astronómica nacional.
Los principales
centros de investigación, como el
Instituto de Astrofísica de
Canarias (IAC),
el Instituto de Astrofísica de
Andalucía (IAA) y el
Laboratorio de Astrofísica
Espacial y Física Fundamental
(LAEFF), han sido pioneros en estas nuevas tecnologías de Internet y,
adicionalmente, todos los departamentos universitarios de Astronomía y
Astrofísica utilizan Internet a través de la
red académica y de investigación (RedIRIS)
de forma activa.
España es un país privilegiado en términos de
observatorios astronómicos.
Baste mencionar al
Observatorio del Roque de
los Muchachos, en La Palma,
al Observatorio del Teide,
en Tenerife,
al Centro Hispano-Alemán
de Calar Alto, en Almería,
al Centro
Astronómico de Yebes, en Guadalajara,
al Observatorio del Instituto de
Radioastronomía Milimétrica, en Granada,
y a la
Estación de Seguimiento de
Satélites de Villafranca (ESA), en Madrid.
En el área de divulgación, hay un serio problema debido a que la
mayor parte de la información disponible en Internet
está escrita en inglés.
Afortunadamente, las asociaciones astronómicas están haciendo
contribuciones fundamentales en este campo, y no
podemos olvidar la creciente presencia en Internet de museos de ciencias y
planetarios, que les permite realizar una excelente labor de
divulgación.
A modo de epílogo, me gustaría esbozar una visión
del futuro próximo, dejándonos guiar por un astrónomo del
siglo XXI, que sin duda está realizando sus estudios en
algún colegio actualmente.
Trasladándonos al futuro, nuestro astrónomo está
en su oficina, preparando las observaciones de algún objeto celeste,
que va a realizar con un gran telescopio situado en Canarias.
Para ello, tras leer los últimos artículos
en los servicios de publicación electrónica, accede desde su
terminal al simulador del instrumento.
El simulador es un telescopio virtual que le permite
estimar la configuración adecuada del
telescopio, el mejor momento y la duración de la observación,
obteniendo como resultado una estimación bastante aproximada de los
datos que observará. Basado en los datos del simulador,
prepara una propuesta de observación utilizando formularios
electrónicos.
El día (la noche) en que se realizan las observaciones, el
astrónomo asiste desde su oficina a los preparativos de la
observación. Desde su terminal sigue la información
meteorológica, obtiene información continua
del telescopio y confirma que el campo estelar mostrado en
la pantalla de su terminal es el deseado. Minutos más tarde recibe los
datos de su objeto, que puede calibrar inmediatamente, y comparar con el modelo
obtenido en el simulador.
Todo está listo para escribir el artículo que será
publicado en breve plazo, en un servicio de publicaciones electrónicas.
El artículo será leído por otros investigadores
que discutirán interactivamente los resultados y, sin duda,
sacarán conclusiones científicas de alto valor, quizá un
nuevo descubrimiento.
Pensamos que ésta será la forma de trabajo de nuestro
astrónomo en el futuro.
Esperamos que el protagonista sea alguno de nuestros lectores.
Jose Daniel Ponz trabaja para la Agencia Espacial Europea (ESA) en la Estación de Seguimiento de Satélites de Villafranca del Castillo
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